✔ 🟢 Las decisiones más importantes de la vida, se toman con miedo.

Las decisiones más importantes de la vida, se toman con miedo.

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Por ello, ante tal miedo a veces irracional o miedo a salirse de la zona de confort, evitamos tomar decisiones que posiblemente nos lleven a un mejor estado o situación, por ejemplo:

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• Casarse con él o la novia que ya tienen años de relación y no dan ese brinco a un compromiso más.
• Separarse de la pareja actual donde cada uno quiere tomar caminos diferentes y ambos se están obstaculizando y por coraje, tal vez hasta se estén haciendo la vida imposible.
• Renunciar al trabajo actual para buscar otro que valore más tu desempeño y experiencia.
• Mudarse de domicilio, tal vez a una zona más bonita o más céntrica o por lo menos con mayor seguridad.
• Emigrar a otro país que te ofrezca mejores oportunidades de desarrollo.
• Tener hijos, ya que piensas en todo lo malo que la gente te dice acerca de ellos y piensas que no estás capacitado para ser un buen padre o madre.

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Como te habrás dado cuenta, cada uno de los ejemplos anteriores, podrían considerarse como las decisiones más importantes de la vida de una persona, sin embargo, muchas veces procrastinamos dichas decisiones por miedo, pero, por otra parte, cuando te atreves a tomarlas, por lo general, te das cuenta que, si hubo un cambio radical en tu vida, afortunadamente en la mayoría de los casos, dicho cambio es para bien.

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Una vez que miras atrás, te das cuenta que es la mejor decisión que tomaste, incluso, hasta te habías tardado en hacerla o te arrepientes del tiempo perdido por no haberla tomado antes.

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No obstante, hay otras decisiones que, aunque sabemos que es para nuestro bien, decidimos no tomarlas, simplemente por la incertidumbre o miedo a perder lo que ya tienes o hiciste o incluso a cambiar lo que ya eres, en este caso, me quiero referir a la decisión de bajar de peso.

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Aunque parezca absurdo, buscamos toda clase de pretextos para no tomar una de las decisiones más importantes de la vida (créeme que si lo es).

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En este caso, los pretextos servirán para compensar o justificar ese miedo irracional por hacer algo que sabes que es para tu beneficio, dentro de éstos pretextos, hay muchos que parecen relativamente racionales, incluso hasta encontramos quién nos avale o certifique nuestro pretexto, ya que seguramente esa otra persona también está buscando cierta validación del mismo, como dice la frase, “dios los hace y ellos se juntan”.

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• Por ello, tenemos a familias completas echándole la culpa a “los genes”.
• Compañeros de trabajo justificando que “no hay tiempo o cosas sanas para comer mejor”.
• Parejas que se sabotean una a la otra porque “les gusta consentirse”
• Personas que les gusta la vida social y cada fin de semana “existen muchos compromisos”.

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En fin, ¿Y tú, te identificas con alguno de éstos “argumentos” para no tomar una de las decisiones más importantes de la vida que deberías o necesitas hacer?

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Por si fuera poco, existen muchos otros argumentos o pretextos para no bajar de peso y mejorar tu salud con lo que sabes que debes hacer (en el fondo sí que lo sabes) como, cambiar tus hábitos y mejorar tu alimentación o por lo menos, bajarle un poco a lo que sabes que te está haciendo daño o te está haciendo subir de peso.

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Éstos pretextos o excusas deberían de ir al excusado, una vez que estés libre de ellos, te darás cuenta de que dichas excusas pierden poder sobre ti y que no es tan difícil hacer esos cambios, a veces muy ligeros, para comenzar a ver esos resultados.

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Algunos de ellos son tan ridículos que, al escucharlos por otras personas, te das cuenta del chusco que seguramente también hiciste al decírselos a personas que evidentemente no los creen.

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Por ejemplo:

No me quiero ver escurrid@, no me gusta que se cuelgue la piel, no tengo tiempo, me gusta disfrutar la comida, no tengo fuerza de voluntad, mi familia no me va a apoyar, no hay quién me haga la comida, me queda lejos ese lugar donde me recomendaron (tenemos consultas en línea he…), o simplemente, no tengo dinero (pero que tal para pagar por engordar he 😉

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Sin embargo, aunque no pretendo ser insensible, una vez que tomas una de las decisiones más importantes de tu vida como lo es el bajar de peso, y sí que lo es, ya que literalmente es en beneficio de tú vida, buscarás y encontrarás las alternativas más adecuadas para iniciar estos cambios.

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Por ejemplo:

Levantarse más temprano para preparar los alimentos; llevarse la comida al trabajo, en vez de comprar lo que se atraviese por allá cuando te da hambre o no comes ya que “no te dio tiempo de salir a comer” y terminas comiendo algo de la despensa de tu cajón de la oficina o de la tienda de la esquina o de la máquina dispensadora, etc. (generalmente hipercalórico); aprender a decir NO, a esas personas saboteadoras que te presionan para que comas algo que no deberías comer; dejar de servirte o hacer mucha comida, establecer horarios fijos para consumir tus alimentos, independientemente si tienes hambre o no; buscar alternativas prácticas que te permitan comprar comida en las porciones adecuadas sin necesidad de prepararlo tú si de verdad no tienes tiempo o ganas para hacerlo.

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En fin, hay muchísimos cambios que puedes hacer para evitar los pretextos absurdos e iniciar el cambio en tu vida, dejar atrás el miedo por cambiar tu zona de confort o status quo.

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Recuerda el miedo paraliza, por lo tanto, para vencer al miedo no hay más que enfrentarlo, ver como se hace pequeño ese monstruo invisible que no te permite cambiar, al enfrentar el miedo al cambio te das cuenta que lo que realmente te paralizaba era la ignorancia a lo desconocido, a tu nuevo tú el cual generalmente es satisfactorio conocer.

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El tener esa sensación de bienestar por gozar de los beneficios de enfrentar el miedo al tomar una de las decisiones más difíciles de la vida, dichos cambios van desde “ya me queda la ropa en la que ya no entraba ni con calzador”, pasando por “ya no tengo reflujo, gastritis, dolor de rodillas, agotamiento, etc.” hasta “evité tener la enfermedad en la que creía que estaba sentenciada a tener por genética” o si ya la tienes, finalmente aprendiste a controlarla.

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Espero que reflexiones sobre los pretextos que pones para no hacer los cambios necesarios ante el miedo a saber qué sigue, incluso al miedo a ¿Y luego qué?, ¿Cómo me mantengo en el peso perdido?

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Por ello te invito a que acudas con especialistas en Nutrición y Bariatría para que recibas una orientación acorde a tus necesidades, pero mejor aún, acudir a Sbel-T Forever, ya que, a diferencia de otros tratamientos, aquí desde el inicio, nos enfocaremos a orientarte para que sepas cómo mantenerte, comiendo todo lo que te gusta, minimizando el miedo natural al rebote, en una de las decisiones más importantes de tu vida.

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Por: Mtro. en Nut. Oscar M. Alanis

CEO Sbel-T Forever

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