✔ 🟢 Aprender a comer se aprende comiendo.

Aprender a comer se aprende comiendo.

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Por lo tanto, al concluir estos estudios teóricos (sin duda hasta importantes), podrás asegurar que ya eres un experto en natación, pero al introducirte a una alberca, te das cuenta que solo sabes mojarte, ya que realmente no has aprendido nada por falta de práctica.

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Espero te hayas podido visualizar en esa situación, así como éste, existen muchísimos ejemplos de la importancia de practicar para aprender a hacer algo, por ejemplo, es muy común escuchar frases como: “nadie nace sabiendo”, “nadie te enseña a ser padre o madre”, etc. Un sinfín de ejemplos que podemos agregar.

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Tan solo visualízate en tu trabajo u ocupación actual en aquella ocasión que lo hiciste por primera vez, ese miedo a lo desconocido, esa angustia y ansiedad por “no regarla”, que te aseguro que lo hiciste más de una vez, pero eso te llevó a aprender esa actividad que hoy realizas casi de forma automática y por consecuencia, ya no requiere tanta atención como al inicio, pero sin duda, siempre habrá algo nuevo por aprender mediante la práctica siempre y cuando tengas esa voluntad y apertura de hacerlo, lo cual te va a traer por consecuencia la experiencia.

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Aunque debo aclarar que experiencia muchas veces se confunde con hacer lo mismo durante años y años y posiblemente cometer el mismo error una y otra vez, tan solo visualiza a personas “expertas en matrimonio” por el hecho de haberse separado y juntado o casado nuevamente unas 4 veces o más; aquella señora que tiene 10 hijos y en su vejez la han abandonado a su suerte por cometer el error de no inculcarles desde la infancia valores, respeto, responsabilidad, cuidado y amor por sus progenitores.

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Independientemente de la validez de que cada persona debe ser responsable de planear y anticipar su futuro.

La salud implica parte de esa planeación.

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Ahora bien, adentrándonos en la materia que nos toca que es la nutrición, por instinto y supervivencia, los animales (incluyendo la raza humana) sabemos comer, sabemos elegir por naturaleza nuestros alimentos, es más, está demostrado que el mismo cerebro identifica dónde se encuentran los nutrimentos necesarios para sobrevivir y por lo tanto, nos hace desarrollar el impulso llamado “antojo” por aquello en donde identifica que está eso que nos hace falta (incluso cosas que no son consideradas como alimento en la cultura en que se desarrolla).

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Pero afortunada o desafortunadamente, la raza humana al nacer no puede sobrevivir sin la dependencia de alguien que se haga cargo, pero si ese alguien tiene su “experiencia” alterada de lo que debe ser, pues sin duda tendrá más peso el aprendizaje por repetición y práctica constante que los instintos naturales, alterando con ello su forma de comer.

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Espero no te haya revuelto con esta última idea, pero tratando de aclararla un poco, si una persona nace en un lugar donde sea normal comer ratas ya que es lo que hay en su entorno, pues obviamente esta persona aprenderá a disfrutar y comer ratas por supervivencia y pertenencia cultural, pero esto no necesariamente representa que estén cometiendo un error.

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Simplemente tomando como referencia otra cultura (incluso hasta religiosa), para esa otra cultura eso puede ser deleznable, erróneo e inhumano. Y viceversa, puede haber alimentos naturales en esa nueva cultura, pero que sean repugnantes para aquella que come ratas (por ejemplo no comer animales rumiantes y/o con pezuñas para la religión judía), pero en cualquier caso ninguna puede estar equivocada necesariamente.

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De esta forma, al nacer en una sociedad, nos vamos adaptando al estilo de vida y tendencias alimentarias, incluso si esta cultura se fusiona con otra, generando nuevos hábitos o costumbres colectivas, pues esos individuos se tendrán que adaptar nuevamente a esa fusión.

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Por ejemplo, el mole, combinación de la cultura española con la prehispánica, como verás, no todo cambio necesariamente es malo ni bueno, simplemente son cambios a veces necesarios que modifican la forma de aprender a comer en una sociedad generando incluso nuevas tradiciones.

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¿A dónde vamos con todo este rollo?

Pues a que últimamente debido a la globalización y desarrollo de la industria alimentaria, se han dado estos cambios tan vertiginosos que no hemos tenido tiempo de adaptarnos y mucho menos generar incluso nuevas tradiciones, pero tales cambios, no permiten el aprendizaje, el cometer errores para ajustar los detalles necesarios para que no nos dañen.

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Por lo tanto, hemos generado enfermedades nuevas (relativamente) derivadas de esta falta de adaptación y con ello un mal aprendizaje alimentario, llevando ese mal aprendizaje a nuestros hijos, al grado de ver “normal” la forma errónea que tenemos de comer y derivado de este efecto masivo de cambio cultural y tendencias, pues no hay quien nos diga que algo estamos haciendo mal y por consecuencia, nos volvemos “expertos” en cometer los mismo errores alimentarios una y otra vez.

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¿Qué se puede hacer entonces?

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Primera acción:

Admitir que estamos cometiendo errores que se ven evidenciados por las enfermedades “de moda” como las Cardiovasculares, Diabetes, Obesidad, Hipertensión, Displipidemia, etc., o simplemente por generar cuerpos desproporcionados que nos obligan a modificar nuestra percepción de lo correcto y lo incorrecto a tal grado de ver “normal” o hasta “saludable” estar gorditos.

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Segunda acción:

Aceptar que no sabemos comer y buscar ayuda de expertos en nutrición que nos orienten para aprender a hacerlo y por consecuencia enseñar a comer a nuestros descendientes (los Nutriólogos y Bariatras serían los especialistas en este campo), sin repartir culpas a quienes nos enseñaron mal, posiblemente nuestros padres, abuelos o parejas, aceptando la responsabilidad que el cambio y la voluntad por cambiar depende de tu decisión únicamente.

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Tercera acción:

Hacerlo, recuerda el inicio de esta lectura “práctica, práctica, práctica”, es la verdadera solución para realmente aprender a hacer algo, de nada sirve ir con los mejores especialistas en nutrición (por ejemplo venir a Sbel-T Forever), recibir la orientación (llámese: choro mareador o conferencia que a veces les damos), recibir tu plan alimentario o “dieta”.

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Incluso tampoco sirve de nada solo venir y pagar, si al final del día no vas a llevar a la práctica lo que te dijeron que debes comer, cuanto, cuándo y cómo comer, es decir, no te metes a la alberca para practicar la natación para aprender a nadar, a pesar de haber aprobado el examen de las bases teóricas de un buen nadador.

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Toma en cuenta que el hecho de solicitar ayuda profesional, sin duda te va a costar dinero, tiempo y esfuerzo, que puede ser poco o mucho, eso dependerá de tu “práctica” y voluntad en hacer lo que te dijeron que debías hacer, pero sin duda a mediano y largo plazo te ahorrará mucho más tiempo, dinero y esfuerzo del invertido; que si decides hacerlo por tu cuenta.

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Por ejemplo, si no sé hacer pasteles, pero tengo la necesidad de aprender a hacerlos ya que de eso depende mi supervivencia o economía o alguna otra necesidad importante, pues me sería más fácil pagarme (invertir) un curso con los mejores reposteros de mi ciudad, que el aprender por mi cuenta, ya que de hacer esta segunda opción, posiblemente gaste más dinero, tiempo y esfuerzo en echar a perder los recursos y costos de ese aprendizaje empírico, que si alguien experto me enseña, orienta o acorta el proceso de aprendizaje.

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No digo que no lo pueda hacer uno solito, pero la ventaja es que será posiblemente con mucho menos recursos el hecho de haber invertido en ello.

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Por ello la invitación general es acudir con una persona experta en el tema y que te genere confianza, que esté acorde a lo que tú quieres aprender y de cierta forma se adapte lo más posible a este nuevo estilo de vida que llevamos y sobre todo, que sea viable a largo plazo.

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Por ejemplo, existen muchos profesionales de la salud (médicos, nutriólogos, bariatras, etc.) que deben trabajar para una empresa que se dedica a vender un “producto milagro” y con ello anteponen su reputación, profesionalismo y estudio “avalando” que es un producto inocuo, posiblemente no quiera decir que te genere un daño necesariamente, puede ser que ese producto presente los nutrimentos de una dieta correcta, incluso presenten evidencias científicas de los beneficios y resultados que trae el consumirlo.

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Pero si tú sabes que no es algo con que te puedas identificar, llevarlo, comerlo o pagarlo por largo tiempo, es más, posiblemente sea algo que no les puedas, quieras o debas dar a tus hijos, entonces no será efectivo ese aprendizaje ya que “a ti” no te servirá para aprender a comer y por consecuencia enseñar a comer a tu familia.

Pudiendo representar un riesgo para tu economía o hasta tu salud a largo plazo, no solo por el hecho de que te haga o no daño, sino que al final de cuentas, no aprenderás a comer lo que a ti te gusta y adaptarte a estos cambios vertiginosos que tiene nuestra sociedad actual en cuestión alimentaria.

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Por ello en Sbel-T Forever contamos con esa experiencia necesaria para orientar a los pacientes a comprender que aprender a comer se aprende comiendo.

Pero comiendo los alimentos adecuados y adaptados a lo que a ti te gusta, con una dieta realista y duradera, que con toda confianza y orgullo puedas enseñar a tu familia a llevarla sin riesgo de dañar su salud e imagen corporal y como consecuencia de esto, tener una salud óptima y un cuerpo esbelto para siempre.

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Por: Mtro. en Nut. Oscar M. Alanis

CEO Sbel-T Forever

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