✔ 🟢 Pensamiento Mágico, impedimento para bajar de peso.

Pensamiento Mágico, impedimento para bajar de peso.

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En ese pensamiento mágico, por ejemplo, las personas (habla principalmente de las mujeres) se quejan de los hijos que tienen, ya que no son como los que ella idealiza, el conflicto constante de madres e hijas, ya que no son las madres o hijas que en su mente idealizan, al igual del marido, menciona que lo ven como un premio de consolación ya que no es como el que idealizan (el príncipe azul de los cuentos).

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Ese marido que debe adivinar lo que piensa, lo que quiere, los detalles, la talla o el color favorito de una prenda, la película que quiere ver o lo que desea comer (cuando ni ella lo sabe), etc. Así mismo, se quejan de que nadie la ayuda en casa, pero cuando a alguien se le ocurre hacer algo para ayudar, ella se molesta por que no se hace como ella quiere (te suena familiar).

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Concluyendo en que después de unas tres o cuatro quejas, evidentemente ya ni se les ocurre hacer algo por “ayudar” al hogar, y ellas en su afán de sentirse necesitadas, hacen suya una frase que estoy seguro que sabrás en qué termina y es la siguiente:

“si no lo hago yo…”

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Alimentar este pensamiento mágico, hace que no disfrutes del momento, de las situaciones, de las cosas o de las personas tal cual son en realidad (nadie ni nada es perfecto), y siempre tengas la esperanza de llegar a encontrar esa idealización mental, es aquí donde la parte comercial hace acto de presencia en sus campañas publicitarias, ofrecer esa necesidad de idealización.

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Es cuando nos muestran una señorita que al usar un shampoo por arte de magia tiene un cabello brillante, sedoso, que no se enreda, ni se le abren las puntas (cuando esa mujer en su vida lo ha utilizado); al untarte esta crema anti-arrugas, tendrás ese cutis precioso que tiene la modelo (de 20 años generalmente) y además les dicen que disminuye un 40% las arrugas (sin saber cómo medir ese porcentaje pero suena excelente la oferta).

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Esa ilusión de que usando tal faja o pantalón, lucirás una figura esbelta y unos glúteos perfectos; esa idea de que con solo sentarte a ver la televisión conectado en un aparato con pilas, se te formará ese abdomen de lavadero que tiene el actor del comercial (que al igual tampoco lo ha usado y le llevó años de ejercicio, buena alimentación y disciplina tener ese cuerpo que te prometen lograr con solo unos minutos al día); el que con solo subir los pies a un aparato que se mueve automáticamente, sustituirás todo el mecanismo físico necesario para hacer y disfrutar de una buena caminata.

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Hablando de bajar de peso.

Alimentar ese pensamiento mágico envenena el ánimo de realmente hacer un esfuerzo mayor por cambiar una situación de salud y/o estética, creyendo que hay productos que en un abrir y cerrar de ojos (el cambio de una toma a otra en el comercial o imagen) las personas pierden 20 kilos por solo haberse untado, comido, tomado o hecho tal o cual cosa sin ningún esfuerzo o en tan solo unos “minutos al día”.

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Sabemos que nada de esto es real, pero de alguna manera nuestra mente (ese pensamiento mágico del que hablamos) en lo profundo lo cree posible y por lo tanto, al igual que con los ejemplos de idealización que vimos al inicio, comparamos cualquier cosa que hagamos con ese pensamiento mágico.

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Es cuando nos desesperamos que las “dietas” hechas por profesionales de la salud (nutriólogos o bariatras) no sirven, nada nos funciona a pesar de haber hecho de todo (generalmente ese “todo”, son todos los productos milagro), hacemos mucho ejercicio, pero no vemos ningún cambio físico, llámese bajar de peso o formar un cuerpazo (ojo, una hora al día no es “mucho” ejercicio).

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Lo peor de todo esto es que con cada cosa que intentes hacer, por muy insignificante que parezca (alimentando tu pensamiento mágico), aunque en el fondo sabes que no funciona, mermarás una oportunidad de un cambio real, desgastarás a tu mente, ánimo, autoestima, economía y posiblemente hasta tu salud, con la esperanza de evitar o prolongar hacer lo que sabes que debe hacerse y lo adecuado para modificar algo que es total y absolutamente modificable, pero no con esos pensamientos mágicos.

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¿A qué se debe?

Pues precisamente a la comparación de la realidad contra la idealización que existe en nuestro pensamiento mágico ya que queremos que los resultados se den como en el comercial que vimos (en mili-segundos), cuando la persona después de haberse puesto, untado, comido o tomado cualquier cosa, realiza un pequeño giro y ¡listo! ya es otra persona, más delgada, con mejor cuerpo, más sana y sobre todo más feliz cuando el peso o aspecto físico, no debería determinar la felicidad de nadie (pero si puede ser un factor).

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Es cuando después de unos días o a lo mucho un par de semanas de hacer ejercicio y/o llevar una dieta correcta y saludable, nos desesperamos y las abandonamos porque “no funcionó en mi”, “me es imposible hacerla”, “no tuve tiempo”, “me cuesta mucho trabajo” o “no tuve los resultados que esperaba” (cuando la expectativa de esos resultados era bajar 20 kilos en 1 milisegundo como en el comercial), haciéndonos cada vez menos tolerantes a las cosas y más impacientes para ver los resultados de nuestro pensamiento mágico.

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Esto me hace recordar a una señora que en su momento le di una dieta de una semana como muestra para que se animara a venir a Sbel-T Forever (mal hecho, pero bueno), y al preguntarle sobre cómo le fue, me aseguró que no la había comenzado ya que “la subía de peso”, ¿Qué queeeeé?, ¿cómo sabe que la va a subir de peso si ni siquiera hizo el esfuerzo por hacerla?, ¿Ni siquiera se pesó?, respuesta: Su “pensamiento mágico” la dominó.

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Es así como debemos aprender a aceptar la realidad o aprender a vivir con ella, saber que nuestros padres no son perfectos, saber que somos criticables (no somos monedita de oro para caerles bien a todos), saber que nuestros hijos tienen sus defectos (mi hij@ jamás haría o diría eso que dices), admitir que nuestra pareja no es adivina, ni perfecta, ni tolerante todo el tiempo y esas diferencias es lo que puede hacer más sabrosa la relación si aprendiéramos a aceptarlas y disfrutarlas.

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De igual forma el admitir que debemos cambiar algo que nos molesta de nosotros o nos afecta nuestra salud, como es el caso del sobrepeso y obesidad, aceptar que no existe remedio mágico que en segundos, minutos o días, nos solucione al 100% la situación que no nos gusta.

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Un gran cambio como estos, requiere de mucha disciplina, esfuerzo, tiempo, trabajo y en muchas ocasiones dinero para aprender o en su caso acercarse con expertos en la materia (Sbel-T Forever por ejemplo) que te ahorren un poco de ese tiempo y esfuerzo diciéndote qué hacer y cómo hacerlo para lograr cambios graduales, pero a su vez reales y permanentes en tu salud, estilo de vida y hábitos.

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Y por qué no, hasta aprender a disfrutar ese aprendizaje y camino por recorrer (a veces largo, pero bien cimentado), en nuestro caso además, recibir la orientación adecuada para aprender a comer lo que te gusta y mantenerte esbelt@ para siempre.

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Por: Mtro. en Nut. Oscar M. Alanis

CEO Sbel-T Forever

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